MIGUEL BUCARELLY, TREMENDO CREATIVO

Actor, escritor, padre, amigo, creativo... Hace tiempo que no le doy un abrazo, pero hoy me llegò esto suyo y lo comparto. Un beso, Buca, que abarque a Rachel y al hijo!

ORACIÓN POCO CONVENCIONAL PARA COMPARTIR
CON MI GENTE ESPECIAL.‏


Amado Señor:
Cuando era niño, tenía un Ángel de la Guarda. Sabes cómo se llama? Nunca le pregunté, ni le di las gracias por sus servicios.
Pobre tipo! Cuánta divinidad desperdiciada… sólo para despertarme por las mañanas a la hora que le pedía; sólo para cuidarme por las noches, cuando las sombras de los árboles eran como fantasmas tras las ventanas; solamente para ayudarme a encontrar cosas…
Yo se que Él sigue ahí. Él también lo sabe. Al crecer le llamaba “intuición”. No es un bonito nombre para un Ángel, pero Él y yo sabemos… Me ha librado de muchas. También a Él le doy las gracias.
Aunque no tengo su móvil, esta noche intentaré volver a contactarle.
Basta de rodeos, vamos al grano!
Hoy sale de mi corazón esta oración y la dedico a quienes me quieren –mucho o poco- y a ti.
Ahora sí…voy…
Amado Señor:
Te doy gracias por cada salida del sol,
por cada nueva mañana,
por cada respiro que le robo a la atmósfera,
por cada flor que abre su aroma y
entrega sus pétalos al viento,
por cada riachuelo;
por cada árbol que no corté,
por cada vida que no dañé;
por cada paso en la dirección correcta o en la dirección equivocada.
Gracias por los dones que has puesto en mi persona,
en mi vida, en mi camino.
Gracias por mi familia.
Gracias por las carencias, que me hacen más fuerte;
por los errores, que me permiten cambiar;
por la salud que conservo, a pesar de mí.
Gracias por no responder a mis blasfemias,
a mis rabietas, a mis preguntas irreverentes.
Gracias, porque en ese silencio encuentro respuestas,
aplaco mis angustias y –por fin- entiendo cuál es el camino;
aunque mañana vuelva a equivocar los pasos y tenga que empezar de nuevo.
Soy terco, pero así me hiciste.
Gracias por una infancia tan rica!
por una adolescencia, casi ideal;
por una juventud sana, y una especie de madurez,
que creo que aún me acompaña.
Aún no te agradezco la vejez;
la puedo aceptar, aunque el resto de la humanidad
no aprecie la experiencia,
ni respete sus procesos.
No pido nada para mí.
Basta con que te ocupes de los demás;
y como sé que hay tanta gente que me quiere,
algo de tu gracia me llegará por esos lados…
Sí te pido para mi familia: mi esposa,
mi hijo, mi madre, mis hermanas,
mis otros parientes que nunca llamo ni visito…
Estoy seguro de que este mensaje llegará a ti,
por tantas vías, que quedaré en el anonimato;
pero yo no soy importante y de todas maneras
estaremos en comunicación siempre.

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