PICAFLOR ESTRELLAO

El pobre se metió en la casa de campo. Voló y voló buscando una salida. Estaba ciego, pues pasaba por la puerta y la ventana como si no las viera. Me maravillaba ver cómo tenía la salida tan cerca y no se daba cuenta. Pensé en nosotros y las veces que perdemos el Norte, creyendo que nos morimos. El colibrí se estrelló una, dos, tres, ¡cuatro veces! Por cada pared del salón llevó un fuerte golpe. Me dolió tan torpe. Finalmente, después de unas horas, cayó exhausto. Lo recogí, lo puse en el arbusto, lo inmortalicé (¡ji!) y cuando lo iba a tocar abrió un ojito ¡y zas! voló hasta perderse de mi vista. Me quedé mirando las ramas más altas pintadas en el cielo. Hay tanto aire y libertad para todos que cualquier otra cosa angustiante es pura imaginación. Me llené los pulmones de aire y me puse a fotografiar todo lo que encontraba.
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