PRENDADA DE JUNOT DÍAZ


¿qué es un "nerd"?

NAVIDAD CON ÓSCAR WAO



Hace unos años, cuando salió la novela de Pedro Antonio Valdez "Carnaval de Sodoma", me entusiasmé y la regalé en Navidad. En este año, después de leer "La breve y maravillosa vida de Óscar Wao", he repetido la historia. No quiero ser monótona, pero mi hija Yin-lai llegó a decirme que sus amiguitas le decían: "Te invito a mi cumpleaños, pero no tienes que traer regalo" y es que estaban hartas de que la niña se apareciera con ¡tarán! un libro. Pero si a uno le gustan ciertas cosas, lo ideal es compartirlas ¿no? Pues ahí está. Junot Díaz es un chiquillo delante de mí, por lo tanto, sus palabras, su visión del mundo me actualiza. No me pondré en el lugar de una vieja que repudia su desenfado, las vulgaridades que pone en boca de sus personajes (como no lo hice con Pedro), ni la cantidad de historias y personajes de ficción que yo no he visto, oído ni sentido jamás. Junot Díaz me abre un mundo nuevo porque de ese inteligente Óscar Wao (aunque su inteligencia emocional sea "Cero", como la mía, estoy plena y creo que su "estúpida muerte" es redención. Yo creo que soy tan "nerd" como Óscar y aunque no peso tanto, no soy hombre domo, ni me moriré virgen, la vertiente claramente autodestructiva de los mártires (¿acaso no es eso lo que caracteriza a los héroes), o "fracasantes", como diría un amigo mío a quien la novela no le gustó, es sencillamente estremecedora.
Lo voy a dejar aquí, porque voy a releer esta novela para seguir "sufriendo" con Óscar (soy mazoquista ¿y qué?), pero por encima de todo, sé que hay seres que a pesar de la cotidianidad, a pesar de lo establecido, a pesar de los consejos, son auténticos, y para mí, que un individuo llegue a defender su autenticidad ("¡DÉJAME TRANQUILO!) es la línea máxima que separa a los mediocres de los magníficos: Antes muerto que común. Antes muerto que hacer lo que todo el mundo. Antes que no tener dentro a Kafka, a Cortázar, a Ende, a Williams, a Poe, a Junot Díaz... es mejor estar muerto!


A continuación un fragmento de una entrevista que le hicieron al escritor del que hoy estoy prendada:

"Pero la salvación nos llega por diversos caminos. Cuando estaba intentando escribir The Secret History, me otorgaron una beca Guggenheim (¡gracias Simón!) y viví un año en México, d.f. tratando de escribir, tratando de mejorar mi español. Y me enamoré de la que pensé (y todavía pienso) era una de las ciudades más maravillosas del mundo. Vivía junto a mi amigo el escritor Francisco Goldman y compartimos unas aventuras maravillosas, pasamos muchas noches metiéndonos en líos en el maloso Distrito Federal. En el día escribía y escribía y odiaba cada minuto que pasaba y en las noches bailaba, bebía y era feliz. Como vivir dos vidas en una. En fin, una vez después de una noche de rumba me encontré en la casa de un amigo escuchando música y hablando mierda cuando por casualidad agarré una copia de La importancia de llamarse Ernesto y pronuncié el nombre de Oscar Wilde en dominicano y lo que salió fue Óscar Wao. Me lo repetí como diez veces mentalmente: Óscar Wao, Óscar Wao, Óscar Wao. Un chiste estúpido, pero el nombre se me quedó grabado en la mente, y en la noche cuando estaba echado en la cama pensando en la chica de la que estaba enamorado, una fresita cuya familia era de Cancún, tuve la visión de un pobre nerd negro y jodido del gueto llamado Óscar Wao, el tipo de nerd del gueto que habría sido yo si no me hubieran “descubierto” las chicas el primer año de high school. Recuerdo haber escrito la primera parte de la historia de Óscar en unas pocas semanas. Pensé que era un relato, nada más. Cuando terminé regresé a sufrir con The Secret History. Pero Óscar seguía rondando en mi cabeza. Permaneció allí casi dos años, como al lado, esperaba que me diera cuenta de que mi otra novela se había terminado y cuando estaba al borde de la desesperación, sin saber qué hacer conmigo mismo, Óscar saltó de la sombra y de repente me di cuenta de que podía escribir una novela entera acerca de un chico dominicano que no conquista a las chicas, que no puede bailar, que es el opuesto de todos los estereotipos que tenemos los dominicanos de lo que son “nuestros hombres”. Óscar no iba a ser el caribeño sexy por el que la industria del turismo vive y muere. Me di cuenta de que podía escribir acerca de este chico nerd que vive obsesionado por la historia y por las chicas, que sólo es bueno para la fantasía y para la ciencia ficción y que sin embargo (trágica, cómicamente) pertenece a una comunidad y a una cultura que propiamente no se enloquece por los nerd de color ni por sus intereses.

Entonces lo hice. Escribí la novela de Óscar. Me llevó siete años y muchas lágrimas pero ahora está terminada y no puedo imaginarme de dónde saqué la fuerza para superar una novela fallida y lograr terminar otra. Todavía sueño que estoy en México, d.f. y es de noche y estoy hablando de la novela y allí frente a mí en el estante está el libro de Óscar Wilde. Mi mano se estira para agarrarlo pero alguien me pregunta algo y no llego a tocarlo y nunca escribo la novela. No tienen idea lo aliviado que me siento al despertar. A veces estoy tan aliviado que las lágrimas me saltan a los ojos.

Entonces la lección es: atención a los libros que se encuentra, pueden salvarle la vida.

(The Brief Wondrous Life of Oscar Wao, Penguin, 2007)