EL MISIONERO

ME LLAMARON TRUENO. Luis Regensburger.  Este que ven aquí nació en Zurich Suiza) el 15 de agosto de 1907. Su padre era austriaco y su madre alemana.  Fue bachiller en otoño de 1926. Estudió filosofía en la Universidad de Innsbruck (Austria) y medicina en Viena. Después ingresó en el seminario del Verbo Divino en San Gabriel, Mödling, cerca de al capital austriaca.
Fue ordenado sacerdote el 25 de mayo de 1933.
Viajó a China, donde vivió por 21 años. Fue testigo del paso de la antigua y tranquila "Tierra del Medio", pasando por la época de las guerrillas, el vaivén de los frentes de los boxers, de los nacionalistas y de los comunistas.
Los comunistas lo llevaron a la cárcel, fue juzgado como un reo y finalmente expulsado como "enemigo número uno del Estado".
Visitó las Filipinas y Sudamérica y trabajó en todas partes para hacer ver su experiencia con el comunismo.
Este libro, ME LLAMARON TRUENO, hace alusión al significado de su nombre en chino. Lo escribió en Inglaterra. La edición alemana fue de 20,000 unidades (se hicieron tres tiradas de esa cantidad = 60,000). Actualmente, está totalmente agotada, aunque se dice que llegaron a 200,000 ejemplares sólo en alemán.
Todos estos datos son de la contraportada del libro en español, a cargo de la Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra) España, Colección Destellos 6. Creo que la edición tiene fecha 1º de mayo de 1967.
Posted by PicasaLa cuestión es que este hombre, una vez fuera de China, tomó como misión denunciar al comunismo. Ya en él se lee: "este es un libro que, aparte de absorber el interés del lector, consigue mover el pensamiento hacia un pueblo de 670 millones de hombres que puede llegar a ser dentro de muy poco tiempo una de las primeras potencias mundiales".

Como él, hay miles de escritores que dan su testimonio en contra del capitalismo, de la opresión, del poder. Puedes ser repúblicano o no. Puedes ser católico o no. Puedes ser comunista o no. El asunto no está en el régimen. Hasta del mismo Hitler se hablan cosas positivas; del mismo Trujillo, del mismo Franco... Las pequeñas guerras, las grandes guerras están en la conciencia humana.

Lo traigo a colación, después de releerlo y buscarlo en Internet y no encontrar más que una acotación de una biblioteca en Argentina, porque lo tengo desde los 13 años, prueba de que yo leía todo lo que me caía en las manos. Realmente soy autodidacta y me confirmo descreída desde que tengo uso de conciencia. Dudo de todo. Con una base de este tipo, fui capaz de militar en partidos de izquierda, ergo, fui capaz de no robotizarme. Igual que he sido publicista y no me he cegado ante el consumo.

Dice Silvio Rodríguez en una canción que "nadie sabe qué cosa es el comunismo". Lo único que sé es que hay algo en los hombres y mujeres que llegan al poder que les hace células cancerígenas si no son capaces de luchar contra el mal intrínseco que hay en la capacidad de tener a los demás a merced. 

La convención de los Estados Unidos a mi me sabe a m... es un grandísimo show mediático y no entiendo cómo hay personas que se quedan extasiadas viendo lo que entra por los ojos y oídos. ¿Es importante para nuestro destino? Sólo si nosotros queremos.

No es el comunismo Vs capitalismo, no es el capitalismo Vs Neoliberalismo, no es más que un ser humano enfrentado a sus propias contradicciones. Lo que sé, es que una vez alcanzado el poder se firman tratos con demonios (¿cómo se llaman los que manejan a otros por dinero?)

Hace tiempo ví los rostros de ciertas personas a quienes admiro. Leí en sus rictus las amarguras, las frustraciones, la tensión y el dolor. Hoy, he vuelto a ver a estas personas en la oposición y noto sus semblantes relajados. Ya no tienen el rictus. Le han pasado esa carga a los que tienen que luchar instante tras instante con la elección de no traicionar a sus conciencias.

Sencillamente quiero mantenerme alejada del poder. No me interesa esa carga de angustias. No me interesa el éxito, ni la vanidad de pavonearme entre hipócritas. No me interesa utilizar a la perfección los cubiertos, ni vestirme de marca, ni asistir a recepciones, ni codearme con famosos... 

Cada vez la vida se me parece más a una representación teatral. Yo elegí ser espectadora y moriré siéndolo.

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